Balance del Festival

Suiza, y también Italia, le han salvado la vida al Festival de Eurovisión

Nemo, ganador del Festival de Eurovisión 2024

Nemo, ganador del Festival de Eurovisión 2024

La presencia de Israel en el Festival de Eurovisión en plena invasión de Gaza y la muerte de decenas de miles de personas originaba una corriente de protestas a lo largo de estos meses que ha derivado en un ambiente irrespirable en el Festival de Eurovisión en Malmö. La delegación de Eden Golan, la cantante de la afectada balada Hurricane, tampoco lo ponía más cómodo en la convivencia con el resto de participantes. 

Para el país de Netanyahu la cita musical se ha convertido en una oportunidad para responder a los críticos y se estaba dispuesto a pagar el precio que hiciera falta para que el título se fuera a Tel Aviv por quinta ocasión. Una cita en 2025 en Israel como anfitriona habría hecho saltar por los aires el festival. Con el recuento del televoto había pasado a liderar la clasificación tras haber sido 12º con la decisión los jurados, con 52 puntos. A través de lo invertido en los teléfonos Israel añadió 323 puntos que le ha dejado en el quinto lugar aunque aspiraban con fuerza a ser los primeros. Sobre un millón de euros habrá costado esta operación televoto por la que 15 países, incluido España y el llamado Resto del Mundo, ha dado 12 votos a Israel y otros 8 le han dado 10 puntos. 23 de 37 territorios de televoto. 

Los partidarios furibundos de Israel han pujado al alza para convertir una victoria en Eurovisión en un logro del régimen político cuando se supone que la cita continental (invento de la OTAN a mediados de los 50 para unir a los europeos de la posguerra a través de sus televisiones) está al margen de la política, aunque no sea así de forma explícita. Todo lo que genera el festival tiene sus conexiones geopolíticas, sus derivadas geoestratégicas inevitables, por supuesto, pero se persigue que no haya propaganda, ni imposición. Es un gran ejercicio democrático internacional. De ahí que forzar de esta manera una victoria de Israel, en un contexto de oportunismo torticero, era una maniobra que sacudía las pantorrillas cuando además el dinero israelí tiene pillado a la UER por las solapas ya que una firma de cosméticos de origen hebreo es además el principal patrocinador de Eurovisión.

Eden Golan, la representante israelí en Eurovisión 2024 Eden Golan, la representante israelí en Eurovisión 2024

Eden Golan, la representante israelí en Eurovisión 2024

Suiza, la siempre neutral Suiza, ha sido la que ha conseguido una justa victoria en esta problemática edición donde fue descalificado el representante de Países Bajos, Joost Klein, por lo que parece un altercado colateral con un cámara sueca minutos después de la tensa rueda de prensa de la semifinal del jueves, donde el neerlandés tuvo un encontronazo con la representante israelí. La cadena de Paises Bajos, NOS, cree desproporcionada la decisión que ha privado a competir la canción Europapa, rival directa por el título. 

El cantante Nemo (se insiste en que es no binario, pero es un aspecto fundamental para entender su interpretación y su propia victoria) ha ganado sin discusión entre los jurados sumando 353 puntos y a más de 100 por encima del segundo, la también valiosa Francia. Ninguna operación manipuladora desde el televoto iba a privar la victoria suiza de The Code. El Chanelazo este año lo iba a dar Croacia, empujada por el público en casa y que ha sido realmente la principal perjudicada de la operación para que ganara Hurricane a toda costa.

Suiza ha ganado de forma indiscutible y de alguna manera ha salvado el festival de Eurovisión. Fue la primera anfitriona y la primera ganadora en una Europa de posguerra y con los odios muy larvados. Ahora ha calmado la crisis y es la UER la que debe tomar una decisión futuro sobre Israel en Eurovisión. Esta operación de asalto al triunfo a toda costa es para revisarla.

Fue Italia la que alertó de este televoto masivo hacia Israel. No es probable que fuera casualidad que la RAI detallara el porcentaje de votos en un rótulo en antena...

Ahí aparecía que Israel había sido ayudada con el 40% de las llamadas. Fue una alerta que ha salvado la vida a Eurovisión. Al menos ha salvado la edición de 2025. La preocupación de este sábado era de asistir a una victoria forzada de Israel en una condiciones matonistas y de crispación general. Hay que agradecer el gesto a la televisión italiana.

Los bailarines de Nebulossa en la segunda semifinal Los bailarines de Nebulossa en la segunda semifinal

Los bailarines de Nebulossa en la segunda semifinal / EFE

¿Y España? En la indiferencia. La abundante comunidad eurofán española lleva en volandas a nuestros candidatos pero la propuesta lanzada por el Benidorm Fest ha fallado de forma consecutiva por segunda vez tras el impacto en 2022 de Chanel. Zorra ha estado jaleada por los eurofanes, daba gusto escuchar al público del Malmö Arena, pero sin duda la canción y el espectáculo de Nebulossa no ha calado en la audiencia. Ni en los jurados, que al menos Blanca Paloma sí fue respaldada por los expertos. La cosecha de 11 puntos del televoto (¿todos ellos de españoles en el extranjero? posiblemente) revela que Zorra fue una decisión equivocada y cualquier otro candidato en la final de Benidorm 2024 habría obtenido un resultado mejor. Insistir en los bailarines semidesnudos no era una buena opción. Y se reconoce la voluntad del grupo y de la mejora vocal de Mery. Pero el público de Eurovisión es más exigente de lo que nos parece. A lo largo de los países la gente marca el móvil si le merece la pena y para eso hay que llevar canciones y voces notables, incluso excepcionales, si es posible, y temas que 'muerdan' a la primera, que gusten.

Ni Eaea ni Zorra han gustado. No han sido tenidas en cuenta lo más mínimo. Estamos en el punto de partida: en las decepciones eurovisivas encadenadas de la pre-pandemia. 

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