Black friday | Crítica

Como pollo (o pavo) sin cabeza

Una escena de 'Black Friday'.

Una escena de 'Black Friday'. / D. S.

A estas alturas diferenciar terror y horror, miedo y susto, escalofrío y asco, sugestión y grosera exhibición no es fácil. Aunque a la vez todos sabemos de qué estamos hablando tras el giro primero que Psicosis y El fotógrafo del pánico dieron al terror en 1960 -dejando muy atrás los años de oro de la Universal y los de plata de la Hammer- y el giro segundo que La noche de los muertos vivientes y La matanza de Texas le dieron en 1968 y 1974. En el caso de Black Friday -título en España de Thanksgiving que puede inducir a confundirla con la película de 2021 de Casey Tebo) hay mucho horror, susto, asco y grosera exhibición, y nada de terror, miedo, escalofrío o sugestión. Estamos en el resbaladizo, por efusión de sangre, terreno del slasher.

Porque esta película es una tardía extensión a largometraje de uno de los falsos trailers del en parte frustrado proyecto de Tarantino y Robert Rodríguez que fue Grindhouse -homenaje a la serie Z de terror de los años 70- del que nacieron Planet Terror y Death Proof. Al igual que Rodríguez convirtió su falso trailer de Machete en los largometrajes Machete y Machete Kills, el actor y director Eli Roth hace lo propio con el suyo dando todo lo que de él puede esperarse desde su debut en el largometraje con Cabin Fever (2002) a la que siguieron Hostel (2005), Hostel 2 (2007), El infierno verde (2013) -en la que homenajea a Holocausto caníbal-, Toc, Toc (2015), La casa del reloj en la pared (2018) -quizás su más rara película, por apuntarse al entretenimiento fantástico-familiar, y la mejor, por basarse en una estupenda novela de John Bellairs- a la que siguió, en su nueva fase del cine más de gran público, Death Wish (2018), remake del clásico-popular de Charles Bronson, tras la que ha vuelto a su terreno preferido del slasher.

El título original tiene sentido porque todo gira en torno al Día de Acción de Gracias, convertido provocativamente -dado su carácter familiar- por Roth en un día tan maldito como el viernes 13 o la noche de Halloween. Haciendo lo que otros hicieron con la Navidad (Noche paz, noche de muerte, Krampus, maldita Navidad o Negra Navidad) o el día de los enamorados (San Valentín sangriento, aunque aquí Al Capone se adelantó con la matanza del 14 de febrero de 1929), Roth suelta en tan entrañable y familiar fecha a un sicópata -para mayor burla de las tradiciones americanas disfrazado de John Carver, el pionero del Mayflower que fue primer gobernador de la colonia de Plymouth- dado a dejar a la gente -literalmente- como pollo (o pavo, por ser más apropiado a la festividad) sin cabeza. Con un prólogo en la desmesura consumista del Black Friday al que la versión española se ha agarrado para cambiar el título original y que tiene mucho que ver con las hazañas del psicópata.

Divertida para quien se divierta con estas cosas, entretenida, sangrienta, llena de bromas truculentas, esta película supone un término medio entre el Roth más agresivo de su primera etapa y el más comercial de la segunda.

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