Mucho voto útil

La apelación a concentrar el voto en el bipartidismo va a ser constante y ya ha roto el ‘ticket’ electoral Sánchez-Díaz

Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, en la Moncloa.

Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, en la Moncloa. / EFE

LA apelación al voto útil va a ser una constante en estas elecciones a Cortes Generales que están mediatizando el verano. Y lo hará tanto en el bloque de la izquierda, que es el que gobierna actualmente, como en el bloque de la derecha, que es la alternativa que los sondeos señalan como la mejor posicionada para gobernar tras el 23-J.

La irreflexiva convocatoria electoral como reacción a la derrota del 28-M por parte de Pedro Sánchez llevaba aparejada abandonar su plan inicial de vitaminar la nueva plataforma Sumar de Yolanda Díaz y presentarse como un ticket electoral.

La atropellada fijación de la llamada a las urnas ha cogido con el pie cambiado a la todavía vicepresidenta, que ha roto amarras con Sánchez.

Ayer, en Santander, fue Yo-landa Díaz, con un individualismo que hizo que afirmara: “Yo he subido el Salario Mínimo Profesional”. Sabíamos que el Gobierno era de compartimentos estancos entre PSOE y Unidas Podemos, pero es que la configuración en reinos de taifas era mucho más profunda. Tanto que Díaz incluso se permitió decirle al presidente del Gobierno que su propuesta de garantizar por ley que el SMI tiene que ser del 60% del salario medio, “se queda corta”. Desencuentro absoluto.

Sánchez no ha dejado margen a la duda de su apelación al voto útil. El pasado domingo en Dos Hermanas alentó a concentrar todo el voto progresista en la “papeleta socialista para no sufrir el papelón de un Gobierno de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal”. Sólo le faltó recuperar el concepto de casa común de la izquierda.

El giro brusco no parece tener efecto en los sondeos. La izquierda está lejos de recuperar el terreno que necesita, unos seis puntos, a la derecha para impedir que el PP forme Gobierno, solo en compañía de Vox.

También Feijóo quiere hacer una apelación al voto útil para poder acceder al Gobierno en solitario. Tiene sentido, porque el gran motor de estas elecciones es la pulsión de cambio, las ganas de que el rechazo que genera Pedro Sánchez se transmute en una mayoría amplia para el PP.

Pero esa estrategia, que le funcionó con gran éxito hace un año en Andalucía a Juanma Moreno, no es compatible con pactar con Vox a la primera de cambio.

Tras el patinazo de Valencia (no creo en absoluto en eso que Elías Bendodo considera un efecto vacuna), en Extremadura el PP se ha plantado y su candidata, María Guardiola, ha puesto por delante principios. Es la línea correcta para convencer a la mayoría social. El propio Bendodo se ha tenido que sumar: “Hablar con todos no significa tragar con todo”, afirma ahora, alienándose con la extremeña y con Borja Sémper, que insiste que no se pactará a cualquier precio.

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