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El Sevilla celebra los 10 años de la Europa League de Turín

Bacca salta para situarse ante el equipo en la foto oficial de la UEFA 2014.

Bacca salta para situarse ante el equipo en la foto oficial de la UEFA 2014. / Antonio Pizarro

Una de las travesías más complicadas y, por momentos, casi utópica por Europa cumple diez años. El Sevilla celebra, una década después, el aniversario de la final de la Europa League en Turín, ante el Benfica, que acabó con el club nervionense alzando por tercera vez este título europeo en toda su historia -nueve años después lograría hacerlo por séptima vez-. Ivan Rakitic fue el encargado de levantarla al cielo del Juventus Stadium tras una batalla intensa, dura y longeva que llevó a hispalenses y portugueses hasta el punto de penalti.

Desde los once metros, Kevin Gameiro logró anotar el penalti definitivo, pese a estar lesionado y portar un, ya, mítico vendaje en su rodilla. Además del francés, Beto se coronó, aún más, como héroe de esa Europa League, tras parar dos de los lanzamientos del Benfica. La fiesta fue máxima sobre el césped del Juventus Stadium, después de una final que no dejó a nadie indiferente y se recuerda como una de las mejores en la historia de esta competición.

Mbia, Rakitic, Carriço, Pareja, Fazio, Figueira y Coke, tras el penalti decisivo de Gameiro. Mbia, Rakitic, Carriço, Pareja, Fazio, Figueira y Coke, tras el penalti decisivo de Gameiro.

Mbia, Rakitic, Carriço, Pareja, Fazio, Figueira y Coke, tras el penalti decisivo de Gameiro. / Antonio Pizarro

Aquella noche, Unai Emery alineó a los siguientes once jugadores: Beto, Coke Andújar, Nico Pareja, Federico Fazio, Alberto Moreno, Mbia, Carriço, José Antonio Reyes, Ivan Rakitic, Vitolo y Carlos Bacca. Unos futbolistas que, unidos a los que entraron desde el banquillo -Marko Marin y Gameiro- lograron poner la primera piedra de un Sevilla histórico: la primera de la trilogía del técnico vasco en Nervión.

Aunque, más que la propia final -también-, lo que fue verdaderamente duro para el Sevilla fue el camino hasta Turín. Los nervionenses, tras pasar como primeros de grupo, superaron al Maribor en dieciseisavos de final (5-4 en el global) antes de llegar a uno de los momentos más icónicos e importantes del fútbol sevillano. Los de Unai Emery derrotaron en la tanda de penaltis al Real Betis, en la primera eliminatoria europea entre ambos equipos.

Los jugadores sevillistas corren tras superar la eliminatoria en el campo del Betis. Los jugadores sevillistas corren tras superar la eliminatoria en el campo del Betis.

Los jugadores sevillistas corren tras superar la eliminatoria en el campo del Betis. / SevillaFC

Tras pasar aquella eliminatoria de infarto, el Sevilla goleó al Porto en los cuartos de final. Después de caer derrotado en la ida (1-0) ante el equipo de Mangala y Fernando Reges, Rakitic, Bacca, Vitolo y Gameiro acabaron (4-1) con uno de los candidatos a aquella Europa League.

El ambiente en Nervión era mágico. Algo se olía el, siempre con esta competición, romántico Ramón Sánchez-Pizjuán y las semifinales fueron el empuje final: todo pasa por algo. Como aquellos goles de Mbia y Bacca en la ida en el feudo hispalense. Como la remontada de un Valencia que se veía -y lo fue- superior a los de Emery... pero que acabó con un remate de cabeza para la historia: el 'Mbiazo'. En la última jugada, tras un saque de banda de Coke y una peinada de Fazio, el centrocampista camerunés silenció a Mestalla y certificó el billete a Turín.

Mbia cabecea para hacer el 3-1 que clasificó al Sevilla a la final de Turín. Mbia cabecea para hacer el 3-1 que clasificó al Sevilla a la final de Turín.

Mbia cabecea para hacer el 3-1 que clasificó al Sevilla a la final de Turín. / Gustavo Grillo / Efe

El resto es historia. Complicadísima, ajustadísima y durísima final ante un Benfica que acabó siendo sometido ante la maldición de Guttman... y, sobre todo, frente a un Sevilla que volvió a marcar una época dorada en la Europa League.

Ahora, diez años más tarde, el club nervionense lo recuerda por todo lo alto. Aquellos logros del pasado.

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