Rutas de senderismo

Etapa 8 del Camino Primitivo: Fonsagrada - Cádavo Baleira | Un claro ejemplo de perfil 'rompe-piernas'

Ruinas el Real Hospital de Santiago de Montouto, principal hito de esta etapa.

Ruinas el Real Hospital de Santiago de Montouto, principal hito de esta etapa. / Emilio J. De los Santos

La Cordillera Cantábrica da paso al Macizo Galaico en una larga jornada muy marcada por los desniveles, en la que casi siempre se está subiendo o bajando. Puede que las colinas se vuelvan más suaves y redondeadas, pero las cuestas serán una constante, con alguna que nos dejará sin respiración. Los peregrinos llaman a esto "etapa rompe-piernas".

El trazado de este octavo día del Camino Primitivo atraviesa unos bucólicos parajes con una soledad considerable, sólo interrumpida por pequeñas parroquias y la constante proximidad de la carretera LU-530. Hay dos puntos clave: las ruinas del Hospital de Montouto y la dura subida al Alto de Fontaneira.

Esta etapa de 25,5 kilómetros parte de la Iglesia de Santa María de Fonsagrada. Junto a ella, enfilamos la Calle Mayor rumbo sur, por la cuesta ascendente. Al pasar una gasolinera a las afueras, tomamos la calle Camin das Rodas. Tras unos pasos, nos colocamos en el arcén de la LU-530.

Un tramo de bosque tras Padrón. El recorrido sigue de cerca la carretera, pero en ocasiones brinda agradables 'descansos' por zonas apartadas. Un tramo de bosque tras Padrón. El recorrido sigue de cerca la carretera, pero en ocasiones brinda agradables 'descansos' por zonas apartadas.

Un tramo de bosque tras Padrón. El recorrido sigue de cerca la carretera, pero en ocasiones brinda agradables 'descansos' por zonas apartadas. / Emilio J. De los Santos

En apenas 500 metros, nos volvemos a apartar de la carretera para visitar en el núcleo de Padrón. Sin pérdida, tras la iglesia del pueblo, parte un camino de tierra que se ubica muy cerca y en paralelo a la carretera. Cruzamos la calzada para rodear el cementerio. Tomamos la curva por el interior, para volver a atravesar la LU-530 junto a la Fuente del Pastizal, ubicada en un merendero. 

Avance entre vallas en una zona de praderas tras Vilardongo. Avance entre vallas en una zona de praderas tras Vilardongo.

Avance entre vallas en una zona de praderas tras Vilardongo. / Emilio J. De los Santos

Del área recreativa parten dos pistas forestales que se internan en un denso bosque. Tomamos la que va por la izquierda, más estrecha. Recorrido otro kilómetro, volvemos a reencontrarnos con la carretera para cruzarla de nuevo y pasar por detrás de Vilardongo. No accedemos a esta localidad. 

Subida al Alto de Montouto. Subida al Alto de Montouto.

Subida al Alto de Montouto. / Emilio J. De los Santos

Por pistas de tierra, que puede que tengan algunos barrizales, comenzamos a ganar altura. Entre onduladas praderas, el sendero progresa flanqueado por vallas. Así nos encontramos la diminuta aldea de Montouto. El terreno comienza a inclinarse a los pies de un collado con aerogeneradores. El recorrido da un quiebro para sortear el Río das Romeas y toma una recta ascendente que nos ofrece una vista muy interesante del precioso paisaje. Coronamos al fin el Alto de Montouto, punto más elevado de esta etapa a 976 metros.

Ermita anexa al Hospital de Montouto, con unas bellas vistas de los alrededores. Ermita anexa al Hospital de Montouto, con unas bellas vistas de los alrededores.

Ermita anexa al Hospital de Montouto, con unas bellas vistas de los alrededores. / Emilio J. De los Santos

Arriba, tenemos uno de los tesoros de este Camino Primitivo: el Real Hospital de Santiago de Montouto. Fundado en el siglo XIV por el rey Pedro I El Cruel, se convirtió en un punto de atención para los peregrinos que pasaban por estas solitarias y duras tierras. Se sabe que estuvo operativo hasta el siglo XVI, cuando ya quedó en ruinas. Afortunadamente, actualmente se ha recuperado parte del edificio y se ha restaurado una de las dos ermitas del conjunto. Cuesta poco imaginarnos cómo sería la vida en este apartado rincón de Galicia. Por si fuera poco, para dar más magia a este lugar, hay desenterrado un dolmen junto a las ruinas, un poco más al norte: es el Dolmen As Pedras Dereitas.

Bajada a Paradavella. Bajada a Paradavella.

Bajada a Paradavella. / Emilio J. De los Santos

Iniciamos una larga bajada. Vamos a perder más de 300 metros de altura en unos 3 kilómetros aproximadamente. Comenzamos por una pista bastante cómoda, pero a medio descenso se convierte en un sendero más estrecho. El paisaje es un bonito bosque surcado por algún que otro cortafuegos. Abajo, está Paradavella, cuyo nombre ilustra perfectamente lo que suelen hacer casi todos los peregrinos: parar y tomar un descanso justo a mitad de etapa.

El Camino vuelve al lateral de la carretera mientras transita por la aldea. Al final, una pista de tierra nos desvía por la derecha mientras alterna bosque y pradera. Tras un kilómetro y medio, volvemos a cruzar la LU-530 para visitar A Calzada y, justo después, A Degolada.

Por un bosque tras A Degolada. Por un bosque tras A Degolada.

Por un bosque tras A Degolada. / Emilio J. De los Santos

Avanzamos unos metros más por el bucólico paraje, aún de cómodo perfil. Pasado un barranco, el trazado vuelve a internarse en otro denso bosque y comienza a subir con decisión. En un kilómetro ascenderemos algo más de 150 metros de altura. Sin duda, este tramo nos quitará aliento. 

Arranca el ascenso a A Lastra. Arranca el ascenso a A Lastra.

Arranca el ascenso a A Lastra. / Emilio J. De los Santos

Arriba, nos reencontramos con la carretera. Aquí está A Lastra, otra aldea con un bar estratégicamente colocado. Pero no nos confiemos porque la subida aún no ha acabado. Tras un tramo en falso llano de unos 500 metros, volvemos a enfrentarnos a otra cuesta. Ascendemos 130 metros de altura en un kilómetro y medio aproximadamente. Este segundo repecho desquiciará a más de uno. El Alto de Fontaneira tiene 940 metros de altitud.

El segundo tramo de la subida al Alto de Fontaneira se hace duro. El segundo tramo de la subida al Alto de Fontaneira se hace duro.

El segundo tramo de la subida al Alto de Fontaneira se hace duro. / Emilio J. De los Santos

Volvemos a colocarnos junto a la LU-530 para atravesar A Fontaneira, localidad que no cuenta con servicios. Caminamos junto a la calzada unos 500 metros antes de desviarnos por su lado izquierdo para seguir un sendero paralelo de casi dos kilómetros y medio. En suave ascenso, corona el Alto de Carballín.

Tras pasar el Alto de Carballín hay que cruzar la carretera para enfilar una pista de tierra que ya baja hasta Cádavo. Tras pasar el Alto de Carballín hay que cruzar la carretera para enfilar una pista de tierra que ya baja hasta Cádavo.

Tras pasar el Alto de Carballín hay que cruzar la carretera para enfilar una pista de tierra que ya baja hasta Cádavo.

Las señales nos obligan a cruzar la carretera para enfilar una pista forestal en el lado derecho que progresa junto a un pinar. Otra ligera subida da paso a una prolongada y acusada bajada en línea recta. Ojo con el suelo porque suele tener muchas piedras sueltas y nos puede dar algún susto.

Abajo tenemos, por fin, Cádavo. La capital del concejo de Baleira presenta un plano bastante extraño. De hecho, se trata de una localidad sin demasiado encanto arquitectónico, con edificios bastante recientes. Eso sí, cuenta con tranquilidad y todos los servicios que puede requerir un cansado peregrino tras tantos kilómetros y cuestas.

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